miércoles, 23 de febrero de 2011
El silencio en que caemos ante lo bello es un profundo esperar, un querer oír las más finas y lejanas tonalidades; nos conducimos como una persona que fuera todo oídos y ojos; la belleza tiene algo que decirnos, por eso guardamos silencio y no pensamos en lo que en otra ocasión pensaríamos. Por consiguiente, nuestro silencio, nuestra expectación, nuestra paciencia, es una preparación y nada más. Esto es lo que sucede en toda "contemplación".
martes, 22 de febrero de 2011
Ulises/Javier Salvago
Begoñas Zabala- Mundaka
El laberinto de las ausencias
Hasta aquí había dos páginas y ha quedado sólo una hoja en blanco.
A lo mejor es lo único que podré hacer hoy. Borrar y escribir, escribir y borrar.
Está subiendo la marea.
Hay un revoloteo de gaviotas agitadas, probablemente fisgando desde las alturas algún banco de sardinas. Siento el latido acelerado de su corazón, golpeando el aire que me envuelve, diciendo con su volar que me atreva a danzar con ellas sin perder altura, y desde allí quizás escuchar las voces sumergidas en el vientre de las olas. Voces, imposible de acallar.
También oigo el zumbido de las zapatillas de recreo destrozando el silencio del atardecer, volando sobre el agua, yendo a ninguna parte, prepotentes e insustanciales.
Echo de menos a quienes siempre echo de menos cuando estoy aquí, en Mundaka, en la fortaleza de los sueños, en mi casa-trampa que abraza y asfixia, cumbre y abismo que me habita mucho más que la habito, y que respira a duras penas, herida de muerte en sus cimientos. Una lenta agonía difícil de soportar. Y si pudieran las piedras hablar, dirían seguramente que prefieren hundirse en lo más profundo de la tierra mirando Ízaro, que abrigar en su seno codicias y desamores, que dejar de escuchar la algarabía, los gritos frescos, la risa , el dormir apacible y confiado de sus niños, cuando están y cuando no están.
Faltan los que se fueron demasiado pronto, y se atrevieron a soñar. Faltan, me faltan los expulsados del paraíso; los inalcanzables, los inocentes. Los olvidados y a los que se pretende olvidar. Los que no quieren volver más. Los que todo dan y nada toman.
Mis amores se han quedado enganchados de la enredadera de la pérgola, de los geranios, de la hierba, y de la hiedra que en otoño se viste de rojo sangre. Del sauce llorón, y de las tejas y de los ventanales. Y de las rosas de mi madre, y de la vieja máquina de escribir de mi padre. De sus 3.000 páginas de Memorias, las de su vida, escritas en Euskera, su lengua. O del esqueleto del columpio. El columpio de los sueños ultrajados.
Siento que de todos ellos está hecho el laberinto de las ausencias, cuando desde la terraza de las gaviotas me envuelve la luz negra del Atlántico.
ITXAS BEGIRA O MIRANDO AL MAR. Por Nelson Villagra*
ITXAS BEGIRA O MIRANDO AL MAR. Por Nelson Villagra* |
A propósito de un hombre vasco – Iñaki –, de mi mujer, y la fuerza de su paisaje, Euskadi para mí siempre tendrá resonancias entrañables. Además, cada vez que llego a Itxas Begira [Mirando al Mar] - el nombre de su casa en Mundaka -, inevitablemente recuerdo que esta casa, primero fue un sueño de infancia que aparentemente como en los cuentos infantiles un hada madrina convirtió en realidad. Pero no. Sucede que Iñaki supo ensamblar la suerte, el talento y su voluntad - ¿se necesitan las tres cosas? - para hacer realidad uno de sus sueños. Gracias Tío. |
Pero en la fría noche
Pero ya sólo el hielo, en la fría noche, agrupaba
los cuerpos blanquecinos en el bosque de alisos.
Semidespiertos, escuchaban de noche, no susurros de amor
sino, aislados y pálidos, el aullar de los perros helados.
Ella se apartó por la noche el pelo de la frente, y se esforzó
por sonreír,
él miró, respirando hondo, mudo, hacia el deslucido cielo.
Y por las noches miraban al suelo cuando sobre ellos
infinitos pájaros de gran tamaño en bandadas procedentes
del Sur se arremolinaban, excitado bullicio.
Sobre ellos cayó una lluvia negra.
(1926, del Libro de lectura para los habitantes de las ciudades)
(1926, del Libro de lectura
para los habitantes de las ciudades)
Cuatro invitaciones a un hombre
llegadas desde distintos sitios
en tiempos distintos
1
Ésta es tu casa.
Puedes poner aquí tus cosas.
Coloca los muebles a tu gusto.
Pide lo que necesites.
Ahí está la llave. Quédate aquí.
2
Éste es el aposento para todos nosotros.
Para ti hay un cuarto con una cama.
Puedes echarnos una mano en los campos.
Tendrás tu propio plato.
Quédate con nosotros.
3
Aquí puedes dormir.
La cama aún está fresca,
sólo la ocupó un hombre.
Si eres delicado,
enjuaga la cuchara de estaño en ese cubo
y quedará como nueva.
Quédate confiado con nosotros.
4
Éste es el cuarto.
Date prisa; si quieres, puedes quedarte
toda la noche, pero se paga aparte.
Yo no te molestaré
y, además, no estoy enferma.
Aquí estás tan a salvo como en cualquier otro sitio.
Puedes quedarte aquí, por lo tanto.
IF
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:
If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:
If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: 'Hold on!'
If you can talk with crowds and keep your virtue,
' Or walk with Kings - nor lose the common touch,
if neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And - which is more - you'll be a Man, my son!